Hoy al mediodía, José Tissera (32) volvió a despotricar contra la mala suerte.

El muchacho que salvó providencialmente su vida en la tragedia por la explosión del gasoducto de Pilar, el 1° de agosto del año pasado, fue despedido de su trabajo en un taller mecánico especializado en máquinas agrícolas de Oncativo, donde trabajaba desde hacía varios años.

La ART le comunicó la decisión de su empleador cuando se presentó a cobrar la prestación dineraria mensual que le paga el sistema de riesgos laborales mientras dure su convalecencia.

“Me llamaron de la ART y me dieron el telegrama donde me comunican que quedo sin trabajo”, le comentó a este diario el damnificado. “No se qué voy hacer, cómo se maneja este asunto”, agregó.

Escapó del infierno

El día del desastre, José circulaba solo en su camioneta Saveiro por la ruta 13 con rumbo a Villa del Rosario, donde iba a reparar una cosechadora.

Avanzaba despacio debido a la niebla que reducía la visibilidad a pocos metros de distancia cuando se produjo el estallido descomunal frente a las usinas hidroeléctricas Arturo Zanichelli y Bicentenario, de la Epec, ubicadas en el kilómetro 5,5 de la vía provincial de referencia.

La detonación y la lluvia de fuego que le siguió (cuyas causas aún investiga la Justicia Federal) provocaron la muerte de dos personas y heridas a varias más. Tissera sufrió quemaduras en el ocho por ciento del cuerpo, en el rostro y en las manos; estuvo internado varios días en el Instituto del Quemado de la ciudad de Córdoba.

El infortunio también le provocó consecuencias psicológicas y otras físicas. Desde entonces se encuentra en proceso de rehabilitación con asistencia terapéutica y en estos momentos se está realizando estudios neurológicos y vertebrales en la Clínica Reina Fabiola de esta Capital por secuelas del accidente, aseguró a la La Voz.

Fuente: La voz