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Debate abierto: ¿Es posible el consumo responsable de drogas?

El enfoque imperante lo aborda, sobre todo, las trata como un problema judicial o de salud. Pero se abre camino la discusión sobre si siempre termina en adicción y la comparación con el alcohol y el tabaco.

Augusto Laros y Belén Pretto

La mirada dominante sobre el uso de drogas ilícitas, como pueden ser la marihuana, la cocaína, el LSD o el éxtasis, tiende a tratarlas como un problema judicial o de salud. Ese enfoque excluye la posibilidad de que haya un usuario adulto y responsable que decide, eventualmente, consumir alguna sustancia psicoactiva de manera “recreativa”. Esa opción genera controversias, pero forma parte de un debate que se abre camino.

Existen muchos problemas asociados a las drogas. También hay realidad a la vista: parte de de la sociedad decide consumirlas, más allá de lo que establecen leyes y sugerencias.

¿Su ingesta es siempre un problema? ¿Existenla chance de usuarios responsables? ¿Es lo mismo consumo que adicción? ¿Cuándo el consumo se vuelve problemático?

Juan Carlos Mansilla es psicólogo cordobés, especialista en adicciones, exfuncionario de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar), exsecretario de Adicciones del Gobierno de Córdoba y docente universitario. Además, es coautor de “Un libro sobre drogas”, de El Gato y la Caja, revista digital que busca acercar la ciencia a las personas. 

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Para Mansilla hay aún confusión en torno a esa discusión. Considera que la mirada actual deja por fuera a sustancias sumamente peligrosas, pero más toleradas, como el alcohol, el tabaco y los psicofármacos.

Según ese trabajo si ordenamos las drogas por su nivel de peligrosidad, basado en el daño que ocasionan a uno mismo y a terceros, se llegaría a la conclusión que las leyes que prohíben la tenencia y el consumo no están basadas en evidencia científica ni tienen como prioridad el cuidado de la salud.

Lo que propone su libro no es negar los peligros derivados del consumo de estupefacientes (adicción, daño a la salud, violencia, narcotráfico, entre otros), sino cuestionar el modelo prohibicionista.

Mediante un análisis de datos estadísticos sobre los resultados de algunas políticas públicas alrededor del mundo, concluye que medidas prohibicionistas han empeorado los problemas ocasionados por el consumo (como es el caso de la “Ley Seca” de Estados Unidos para el alcohol en la década de 1920).

En cambio, advierten que en los lugares donde se impulsaron medidas de regulación y despenalización, como Holanda y Portugal, se generaron resultados positivos e, incluso, se logró bajar el nivel de consumo general de la población. 

Juan Carlos Mansilla.

¿Se puede hablar de consumo responsable de sustancias?

Para Mansilla, todo consumo implica un riesgo, que a veces puede traducirse en daño. Aun así, asegura que existen personas que pueden consumir evaluando esos peligros, como ocurre con el alcohol y el tabaco. 

“Hay mucho consumo irresponsable de alcohol disfrazado de responsable. Ocurre a la inversa con la marihuana: cualquier consumo parece ser problemático, aunque sabemos que no es así”, enfatiza.

“El usuario no busca suicidarse a través del consumo, si no que busca una experiencia anímica y sensorial distinta”, plantea. El psicólogo se refiere solo a personas adultas. Según explica, los adolescentes están más vulnerables a cualquier tipo de psicoactivos.

“Hay una regla: si alguien va a consumir drogas, mientras más tardíamente lo haga, mejor para él”, apunta.

El especialista reconoce que es difícil llevar un consumo responsable si el usuario no puede saber lo que está ingiriendo, con drogas que se venden en el mercado negro. 

Y aporta que, en varios países, en donde no necesariamente las drogas son legales, los consumidores pueden testear en laboratorios lo que compran. 

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Para Mansilla, no todas las drogas son iguales. Por ejemeplo, remarca, resulta imposible hablar de consumo responsable de paco.

Según opina, la idea de que todo consumo de droga ilegal es básicamente un problema de salud, es un error. “Consumir implica un riesgo, pero no por eso se está desarrollando una patología”, apunta. 

Mansilla repite que si bien consumir implica riesgos, puede que a algunos usuarios todavía no los esté afectando. “Algunas personas pueden pasar años dentro del grupo no problemático de consumidores y luego pasar o no al descontrol”, señala. 

Y suma un dato estadístico, que marca que una de cada diez personas que fuman marihuana van a desarrollar un consumo problemático, pero serán cuatro de cada diez que usan cocaína.

El profesional aclara que cuando el consumo controla al usuario, se empieza a hablar de consumo problemático. Y marca que comienzan a aparecer algunas señales, como aislamiento o cambio de prioridades en la vida de esas personas.

“Impuesto por el mercado”

La psicóloga cordobesa Gabriela Richard sostiene otro criterio. La directora de la Fundación ProSalud y magister en prevención y tratamiento de conductas adictivas, marca que el uso de drogas se inscribe basicamente dentro de la lógica de la sociedad de consumo. “Hay un montaje de la industria para inducir los consumos”, explica. 

Enfatiza que el eje del debate debe ser el de la salud pública y marca que “el autodenominado uso responsable de drogas es un planteo de moda propuesto por el mercado” y que la industria ya utilizó esa lógica con el tabaco. 

Desde su perspectiva, multidimensional y sistémica, el planteo binario de responsabilidad o irresponsabilidad, legalidad o ilegalidad, es inconducente. Su enfoque, sostiene, tiene en cuenta también el contexto. 

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Richard señala que, en general, las personas que consumen no perciben el daño que se generan a sí mismas y a terceros. “Antes de hablar de responsabilidad hay que definir qué es daño”, propone. 

Para ella, el consumo requiere ser consciente de lo no saludable que implica esa elección. “Consumir siempre implica un daño”, advierte. Y desliza que pueden existir, en todo caso, consumidores momentáneamente responsables. 

“Una persona que prueba tiende a repetir, a sostener y en general a ampliar el consumo”, advierte. 

Eje en prevención 

Para Richard, una voz reconocida en esta problemática, sostiene que las drogas están porque hay gente que quiere consumirlas. Y plantea que el mercado está detrás de esta demanda. “Y eso va a continuar siendo así”, avisa. Por eso propone salir de la idea de prohibicionismo o regulacionismo y trabajar en la prevención, para reducir la demanda y así promover la vida saludable. 

Para la especialista, la posición contracultural es hablar de salud como algo deseable. “Y lo saludable está alterado por el consumo de cualquier sustancia toxica”, opina.

Basándose en distintas investigaciones, admite que los mayores trastornos provienen del consumo de alcohol. “Se trata de una droga legal a la que la industria siempre ha apelado para que se consuma responsablemente”, compara. 

En este marco, remarca que actualmente la marihuana cuenta con una campaña “de marketing” que supera a la del alcohol. Y advierte que “el mercado” ha impuesto ya la idea falsa de que el cannabis es más saludable que el tabaco.  

Richard expresa que “si nos mienten con la información es más difícil aún ser responsables”. Y pidió ponerse en el lugar de las personas afectadas por el consumo y de sus familiares y entornos que sufren esa situación. 

Según su experiencia de más de 30 años en el consultorio, existe por ejemplo el uso responsable de marihuana, sin que eso afecte la vida social, familiar o laboral de quienes lo hacen. Y se atreve a ir más allá. Para él, podría darse también el consumo responsable de otras sustancias, especialmente entre quienes lo hacen de manera experimental.

Argentina, prohibicionista 

En el país rige la ley 23.737, que sanciona la tenencia para consumo personal. En la práctica, y luego del “Fallo Arriola” de 2009, la Corte Suprema estableció que penalizar la tenencia para uso personal es ir en contra de los derechos que garantiza la Constitución Nacional, por lo que desde entonces este tipo de casos son más tolerados.

“Para el prohibicionismo todo aquel que consume es alguien que tiene un problema por hacerlo. Es una mirada que, desde la psicología, la sociología y la experiencia clínica no tiene ningún fundamento”, asegura Mansilla.

Señala que también la política sanitaria sobre drogas en Córdoba tiene una alta carga de mirada prohibicionista. En su posición personal,, por eso propone avanzar hacia una descriminalización del consumo. Ese debate sigue abiereto: hay otros especialistas que cuestionana ese camino.

Según Mansilla, la prohibición no responde históricamente a criterios de salud, sino más bien a rechazos de algunos grupos sociales. “Si la vara fuera la salud, el tabaco no debería estar permitido”, cierra.

Fernando y Julieta, dos experiencias

Hay personas que dicen “consumir recreativamente” y que aseguran conocer los resgos.

Fernando (41), afirma que consume algunas drogas ds eces al mes, y cada vez con menos frecuencia. quien asegura que consume algunas drogas alrededor de dos veces al mes, cada vez con menos frecuencia. “De pibe quizás pensaba que era problemático, pero nunca llegué a tener adicción. Hay momentos; hay que saber diferenciar”, apunta. “Nunca tomo si al otro día trabajo o si tengo alguna responsabilidad. Creo que tiene que ser una experiencia linda y no un trauma”, agrega

Fernando es un diseñador gráfico con años de experiencia profesional, tiene una hija adolescente y convive con su novia en una casa que alquilan juntos en Zona Norte. 

Julieta es una joven madre soltera de 25 años que trabaja y vive con su hija en una casa de la Capital. Cuenta que consume una vez cada dos semanas, por lo general. Y siempre con sus amigas, cuando salen a fiestas “Nunca mezclado con la vida profesional ni con la familia”, acota.

Admite, sin embargo, que en su entorno -y en la sociedad en general- falta información para poder consumir responsablemente.

“Yo pasé por un año de adicción fuerte y después otros años de rehabilitación, y ahí pude aprender cosas. Si yo no hubiera tenido esa información no hubiese podido salir. No es facil”, admite. Y destaca que aquella situación de adicción afectó “casi todos los aspectos” de su vida cotidiana.

Fuente: La Voz del Interior

 

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