Ocurrió este fin de semana en Colonia Caroya. Los integrantes de una familia fueron maniatados y amenazados de muerte por cinco delincuentes. Luego secuestraron al dueño de la casa. También se llevaron dólares y joyas.
Una noche de terror vivió una familia de Colonia Caroya el sábado. Todo comenzó a las 23:30 cuando un joven salió de su casa a buscar el cargador del teléfono que dejó en su auto estacionado afuera. Allí fue interceptado por un hombre vestido de policía, quien comenzó a interrogarlo de forma amenazante.
Acto seguido, sacó el arma, le apuntó y empujó adentro de la vivienda. Al mismo tiempo ingresaron otros cuatro delincuentes. En una de las habitaciones estaba el matrimonio junto a sus nietos. La mamá del joven comenzó a escuchar ruidos extraños. Creyó que era su hijo con otros amigos jugando en línea, hasta que ladrones los sorprendieron a punta de pistola.
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En diálogo con Arriba Córdoba por El Doce TV, Susana relató el drama que vivió con su familia. Iba a ser una noche de abuelos y nietos, pero la inseguridad los golpeó y les robó la tranquilidad a la que estaban acostumbrados en Colonia Caroya.
“Nos exigían plata, dólares”, reveló. Le dieron todo lo que tenían. Al mismo tiempo, cargaban en bolsos todo lo que encontraban a su alcance, incluidos los televisores. A su hijo lo maniataron y encerraron en su dormitorio.
Según contó Susana, “el que estaba vestido de policía dirigía la banda”. En medio de los gritos, quisieron sacarla de la habitación. Ella se negó y les dijo: “Me van a tener que atar acá porque no voy a dejar a mis nietos”.
Ante esto, los delincuentes se llevaron a su esposo y lo pasearon de un lado a otro por la casa. “Hasta que en un momento, él les dice: ‘Te puedo dar dinero, pero lo tengo en el negocio, acá no tenemos nada’”, continuó relatando. En la fábrica de soda y agua mineral, propiedad de la familia, tenían algo de dinero con el que debían pagar sueldos a empleados.
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La banda se dividió: dos secuestraron al hombre y los otros tres quedaron en la casa y seguían amenazando a todos los integrantes de la familia. De manera violenta, metieron a su esposo en el auto y lo llevaron a la fábrica. Allí robaron más dinero. Luego emprendieron la huida. Finalmente lo dejaron abandonado adentro del baúl en un descampado.
“Acá seguían amenazándonos. Les pedí que trajeran a mi hijo porque no lo había visto. Lo sacan de su habitación y lo tiran al lado nuestro. Siento que hablan, como alejándose y hacen un silencio. Me levanto y veo que no están”, agregó la mujer.
A los pocos segundos, tocan timbre. Pensó que era su esposo, pero cuando se asomó había un policía. No se animó a abrir porque uno de los asaltantes vestía el uniforme de la fuerza. Hasta que llegaron más móviles policiales.
Sin embargo, de su esposo no sabía nada. Todo era un misterio. Había pasado más de una hora. Cuando los delincuentes de deshicieron del dueño de casa, éste pudo salir del baúl. A bordo de su auto, se dirigió al peaje e hizo la denuncia.
La pesadilla ya pasó, pero Susana recuerda cada detalle: “Todo fue un espanto. Fue muy feo, triste”. Aseguró que el dinero no les importa, trabajan juntos desde los 17 años y junto a sus empleados son como una familia. Pero lamenta que les robaron la tranquilidad.