Con respaldo de un tridente de presidenciables de JxC, Córdoba vuelve a ser el kilómetro cero del cambio a nivel nacional. Escarnio público a transfuguistas. Arenga a la militancia.
A pocas cuadras del despacho principal del gobernador Juan Schiaretti, el candidato a gobernador de Córdoba por Juntos por el Cambio (JxC), Luis Juez, se embarcó en su tercera campaña para la gobernación, rumbo a las elecciones provinciales del 25 de junio. Será corta, porque dice que no tiene un peso, y de “dientes apretados” para cerrar un ciclo de más de dos décadas del peronismo cordobesista en el poder.
Con un estilo importado de los actos políticos estadounidenses, Juez ocupó el centro de la tribuna que se completó con la disposición random de figuras locales, como Rodrigo de Loredo; los tres presidenciables, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales; hombres, mujeres, niños y niñas sin identificación política y partidaria. El rostro de la gente representada fue tan importante en los planos cortos como los de la dirigencia.
Abajo, estuvieron cada uno de los protagonistas del cierre frenético de listas, quienes quedaron adentro y quienes se quedaron afuera de la rosca. Los amarillos Héctor Baldassi y Pedro Dellarossa, las grandes ausencias.
Juez logró componer la foto de unidad, pese a todo. Fue el terceto que integra la Mesa Nacional de JxC el que remarcó la tarea artesanal y que Córdoba se erige, nuevamente, como el kilómetro cero para vencer al Frente de Todos en la ronda nacional.
La provincia es terreno fértil para agitar el gen antikirchnerista. Juez y De Loredo supieron expresar esa oposición en 2021 y pese a que Schiaretti remarque que no tiene nada que ver con el poder central, la importación de la estrategia estará presente en la campaña de los próximos 45 días. Con variantes.
Contrapunto amarillo
Larreta fue el primero en abrir la ronda, sin antes dejar de explicar que lo hacía con permiso de sus pares, porque debía regresar a cantarle el cumpleaños feliz a su mamá. Sin personalizar las críticas, se refirió con dureza a los principales problemas que Juez asumirá como eje de campaña: la inseguridad, la educación y la salud. “Para ganarle al kirchnerismo y sacarlos de una vez por todas, tenemos que ganar en Córdoba”, proyectó el jefe de Gobierno porteño.
Menos mas que salió rápido del club porque cuando tomó la posta Bullrich enardeció el auditorio que superó los cálculos de la organización porque, finalmente, quitaron el telón negro que debía disimular la mitad del salón que iba a quedar vacía. El coro que iba calentando el clima con la arenga de “Patricia, presidenta”, fue el momento más incómodo de la noche. En especial para Juez, que promete equilibrio entre la dupla de presidenciables del PRO.
Bullrich no decepcionó y su anticordobesismo fue sin medias tintas. La exministra de Mauricio Macri se encargó de introducir todos los temas calientes: el presunto fraude electoral que consagró a Schiaretti como gobernador y dejó a Juez afuera en 2007 por un escaso margen; abrió la ronda de escarnio público a los desertores que completarán las fórmulas de Llaryora y Daniel Passerini, la radical Myrian Prunotto y el amarillo Javier Pretto. “Traidores” y “despojos”, les dijo.
Para darle el pase a Morales, Bullrich habló de evitar que Córdoba se convierta en una nueva provincia feudal.
A su turno, Morales, que viene de revalidar pergaminos a través de su delfín en las elecciones jujeñas, contó cómo con su gobierno cambió su provincia. También le mandó saludos a Prunotto y Pretto, pero se dedicó a sobarles el lomo al radicalismo cordobés que, por primera vez, no tendrá una referencia boina blanca en el tramo para la gobernación.
El trabajo lo continuó el compañero de fórmula de Juez y presidente del centenario partido en la provincia. Marcos Carasso ofrendó la territorialidad que la UCR dispone, en plan de reforzar que Juez hizo bien en defenderlo. En otras palabras, priorizar la “institucionalidad” en la fórmula ante las presiones de De Loredo que no quiso escoltarlo, pero que pedía por su alfil, Luis Picat.
Carasso fue el responsable de desgranar otros temas polémicos, como el cierre de listas, y de defender a Rubén Américo Martí de los labios blasfemos del enemigo. Llaryora le rinde culto al intendente radical que logró descentralizar los servicios de la Municipalidad capitalina y que, junto con Ramón Bautista Mestre, completa el olimpo de los próceres de los discípulos de Alem en Córdoba.
“Se han llevado un retazo del radicalismo de Córdoba; estamos más unidos que nunca”, continuó el escrache a las figuras que cruzaron la grieta mediterránea.
La mejor fórmula
El candidato a intendente que no quiso escoltar a Juez se mofó de las chicanas que recibieron de parte del peronismo por los problemas que tuvieron los aliados para cerrar la lista legislativa. De Loredo también se refirió a la definición de la candidatura municipal de Malagueño con una moneda lanzada al aire. “Ellos no pueden hacerlo porque se la roban antes”, introdujo otro de los elementos que destacarán en la campaña que sigue: la corrupción.
Fue el único en nombrar al expresidente. “Como dijo Macri, nosotros no seguimos personas, sino proyectos”, lo citó y ofreció el primer contraste con Juez, que se sintió honrado con que “tres candidatos a presidente estén acompañando y digan a los gritos que cuando les toque gobernar quieren que esta provincia sea de JxC”. Sin querer, el fantasma del pacto del fundador del PRO con el peronismo cordobesista apareció sin que lo invoquen.
El fenómeno de Javier Milei recibió algunos párrafos. De Loredo mostró el tatuaje que se hizo a los 18 años con el mandamiento bíblico “No robarás”. “¿A mí me vienen a hablar de casta?”, sacó el pie afuera de la bolsa.
Como todos, continuó explorando los ejes de campaña y con los que intentarán socavar la aprobación popular de Schiaretti y Llaryora, que gustan identificarse como “hacedores”.
Señal de largada
El discurso de Juez fue de arenga, pero intentó colocarse como el portavoz del personal docente y de la salud, de la Policía. Fustigó contra la inversión económica del oficialismo en la campaña y lanzó su primera promesa.
El senador eliminará el Fuero Anticorrupción, responsable de procesar los delitos de los funcionarios públicos. “Voy a derogar este fuero de excepción para juzgar a los políticos. ¿Díganme si eso no es casta?”, develó, como De Loredo, que el espacio libertario puede rasparlos y que se impone neutralizar las buenas vibras que Llaryora le tira a los adalides de Javier Milei en las elecciones locales.
Juez recordó el supuesto fraude al comienzo y cerró con un pedido de unidad. También con una invitación. “Los espero el domingo 25 de junio, a las 23.30 horas en el Panal”, una clara muestra de autoconfianza que ni su propio vice tuvo cuando se anotó también como candidato a legislador.
“Nadie es más importante que el conjunto”, fue otro de los mensajes con olor a interna y con destinatario evidente.
Fuente y fotos: Letra P