El ministro-candidato piensa en un partido con alargue con los refuerzos del PJ de la provincia. Las razones para no caer en el juego del cordobesismo.
Finalmente, Sergio Massa no visitará Córdoba antes de las elecciones generales del próximo 22 de octubre. La confirmación del mapa que excluye a la provincia gobernada por Juan Schiaretti del itinerario final del ministro-candidato responde a varias cuestiones, entre las que se destaca una de estricto orden estratégico: la decisión de no quemar las naves en un territorio hostil y que podría resultar clave en los cálculos que empiezan a hacerse pensando en el ballotage.
Si bien la situación económica lo obliga a privilegiar al ministro por sobre el candidato, razón por la cual ya suspendió algunas visitas que tenía planificadas por el interior del país, la decisión de no pisar tierra cordobesista con la candidatura de Schiaretti todavía en el escenario responde a una definición que prioriza el mano a mano que Unión por la Patria imagina con Javier Mieli de cara a la segunda vuelta del 19 de noviembre.
Salvo el cruce en el último debate presidencial, que fue buscado por el candidato de Hacemos por Nuestro País, la campaña de Massa nunca fue al choque con el gobernador cordobés. De hecho, en reiteradas oportunidades intentó tender puentes. Participó a legisladores del interbloque Federal a sumarse a un viaje oficial a Brasil, logró consensuar el acompañamiento de los diputados en algunos tratamientos en la Cámara Baja, hasta invitó públicamente a Martín Llaryora, que el lunes recibió su diploma como gobernador electo, a sumarse a su eventual “gobierno de unidad nacional”. Nada de eso fue bien recibido por la dirigencia cordobesa.
En el massismo entienden que la campaña que se desarrolló hasta aquí no fue el momento para “ponerse agresivos”. “Fuimos mucho más buenos nosotros con ellos, que ellos con nosotros”, dicen desde las oficinas nacionales, mientras observan la manera en que el peronismo cordobés elige al oficialismo como blanco predilecto de sus ataques y cuestionamientos. Sin embargo, intentan que los sentimientos no manchen la pelota. Básicamente porque confían en que hay que seguir jugando.
Los votos de Córdoba
Desde el primer momento, el massismo planteó un partido de largo aliento. Con alargue y con penales, dijo alguna vez el propio candidato. Y en esa proyección, su equipo considera que Córdoba tendrá un rol central de cara a la segunda vuelta. Los números que se hacen desde la pata mediterránea de UP, y que tienen su espejo en la base histórica con la que los candidatos peronistas contaron en la provincia, la boleta del ministro podría alcanzar los 30 puntos en un eventual ballotage. No arriesgar la posibilidad de crecer desde esa base es la razón por la que Massa no contesta los ataques de Schiaretti.
Este miércoles, de campaña en Villa María, el cordobés apuntó directamente sobre el ministro de Economía al acusarlo de “tirar nafta al fuego de la altísima inflación con un festival de anuncios que pretenden tapar la misma y obtener un voto más”. Ese posicionamiento fue el que sostuvo desde el momento en que Massa comenzó con los anuncios luego de las primarias que pusieron a ambos en la carrera presidencial. Al igual que Juntos por el Cambio, el gobernador apuntó elípticamente a Milei y habló de “declaraciones irresponsables en campaña que solo generan más zozobra en la población”.
En lo concreto, Massa no vendrá a Córdoba y esperará conseguir una base de apoyos importantes de cara a la segunda vuelta, más allá de lo que digan Schiaretti y Llaryora, que ya anticiparon que mantendrán distancia con ese mano a mano porque “nadie es dueño de los votos de los cordobeses”. El trabajo, entonces, se posará en las segundas líneas y en las bases territoriales que son las que vienen motorizando la campaña, sobre todo en el interior provincial, a partir de las acciones de los intendentes e intedentas.
Si todo sale como lo imaginan en las oficinas centrales del massismo, el ex intendente de Tigre viajará a Córdoba después de la elección general con el objetivo de realizar un “gran acto”, en el que también estarán presentes algunas de las figuras más importantes del espacio a nivel nacional.
Hacia ese horizonte apuntan los cañones patrios que juegan el partido con tiempismo riquelmista. Aseguran que un par de puntos más o menos en Córdoba no alterarán demasiado el resultado nacional del 22 de octubre. Confían en que Massa estará en el ballotage y que, para el tiempo extra, los refuerzos cordobeses resultarán de vital importancia.