Ofició de vocero de la cumbre y se mostró en plan ecuménico. Apoyo al Gobierno, pero con agenda productiva. Ganancias, un dineral que vuelve. Rosca preventiva.
Martín Llaryora fue uno de los mandatarios elegidos para oficiar de vocero luego de la reunión que mantuvieron el presidente Javier Milei y los 24 los gobernadores en Casa Rosada. En un plano que lo ubicó a la par del ministro del Interior, Guillermo Francos, y sus pares de Catamarca y Salta, Raúl Jalil y Gustavo Sáenz; el cordobés reiteró su intención de “apoyar” los primeros pasos del gobierno entrante, aunque aprovechó la oportunidad para volver a plantar bandera y, en plan nacional, marcar sus distancias con el proyecto nacional. En resumen, no pondrá palos en las ruedas, pero tampoco quiere quedar pegado.
Como lo había hecho luego de la reunión de la semana pasada con el ministro del Interior, el cordobés reconoce públicamente los intentos del gobierno nacional para encauzar institucionalmente la relación con las provincias y coincide, en términos generales, con el diagnóstico respecto a la situación económica general. El propio Juan Schiaretti había advertido sobre los riesgos de un proceso hiperinflacionario en la campaña. Llaryora se había sumado a esa lectura y a la advertencia sobre la necesidad de un cambio de rumbo. Querían que el volantazo tomara dirección cordobesista, pero el descontento general lo capitalizó Milei.
Lo que sucede con la maquinaria libertaria en marcha es que para el sanfrancisqueño el tranco para solucionar los problemas parece quedarse a mitad de camino y los temores en torno a que los coletazos de una profundización de la crisis golpeen a Córdoba se mantienen a la orden del día. Las primeras medidas del ministro de Economía, Toto Caputo, ya jaquean algunos de los planes del gobierno mediterráneo, que por estas horas apuesta a revisar los últimos acuerdos paritarios por la imposibilidad de hacer frente a las actualizaciones salariales que se atan a la inflación.
“Gobernar es generar empleo”
En la conferencia que le siguió a la reunión que duró más de dos horas y media, Llaryora reiteró su posicionamiento al respecto. “Tenemos que estar todos juntos más allá de las diferencias partidarias, pero es necesario que, a la agenda actual, le sumemos la agenda productiva”, lanzó en una continuidad de una serie de conceptos que viene repitiendo en cada una de sus intervenciones públicas.
“Gobernar es generar trabajo, y si bien tenemos que resolver el problema del déficit fiscal, tenemos que generar un montón de líneas para atraer más inversiones porque es sólo con empleo y producción como vamos a salir de esta situación”, aseguró Llaryora plantando una bandera con la que busca marcar distancia con los primeros fascículos del vademécum libertario que expondrá nuevas recetas con el envío de un paquete de leyes al Congreso a finales de esta semana.
Con esa postura, el cordobés vuelve a demostrar que se ubicará en el centro de la escena cada vez que la situación se lo permita y lo hará defendiendo el proyecto que lo llevó a posicionarse nacionalmente a la par de Schiaretti. “Formamos parte de una fuerza nacional con más de un millón y medio de votos en todo el país”, repiten en su entorno para afianzar la idea del proyecto que Llaryora, en el mismísimo día de su asunción, nombró como Partido Argentino. En la Casa Rosada ya habló de la necesidad de que “en el exterior vean que, con diálogo, la Argentina puede construir políticas de Estado”.
Como el resto de los gobernadores, el de Córdoba dice no tener demasiadas precisiones al respecto del paquete de leyes que el Presidente enviará al Congreso, aunque asegura que será analizada con el mismo cristal de siempre: “acompañaremos lo que nos parece prudente y nos opondremos a todo lo que atente contra el federalismo y vaya en contra del bienestar de los cordobeses”.
La política y la caja
Uno de los temas que más desvela a los gobernadores tiene que ver con los fondos que reciben cada una de sus administraciones provinciales. Llaryora ya advirtió sobre la necesidad de continuar con la obra pública y anticipó que su gestión seguirá apostando a un desarrollo de la salud y la educación con tanta presencia del Estado “como haga falta”. En ese sentido, la discusión en torno a una marcha atrás en la eliminación del Impuesto a las Ganancias aparece como una preocupación central.
Mientras un grupo de gobernadores peronistas propone esquivar el malestar y buscar una alternativa al planteo que quiere volver al esquema de contribuciones que volteó Sergio Massa en plena campaña, en Córdoba se saben con la espalda política para “no engancharse” en una pelea digna de los tiempos de chicanas agrietadas. Desde el vamos, el grueso de los representantes cordobesistas votó en contra del proyecto de eliminación de Ganancias acusando al exministro de “disfrazarse de Papá Noel con plata ajena”.
En aquel momento, desde el cordobesismo surgió el proyecto para coparticipar una parte del Impuesto al Cheque, para subsanar los perjuicios que el dinero que se dejara de percibir por el reparto de Ganancias podría generar a las arcas provinciales, pero el oficialismo se negó a ceder. La misma tesitura sostiene la administración libertaria que, entre el paquete de medidas, seguramente volverá a proponer el regreso del tributo sobre el salario.
Según el último informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), si la modificación impulsada durante el último tramo de la gestión del Frente de Todos continuara en pie, Córdoba sería la tercera provincia más perjudicada sobre la proyección recaudatoria de 2024, sólo superada por Buenos Aires y Santa Fe; aunque cuando se analiza la distribución del costo fiscal por habitante, se ubicaría entre las que menos sentiría el impacto.
Con sus arcas beneficiadas a partir de un potencial regreso al viejo esquema tributario, Llaryora saca pecho desde los planos más proyectivos y pide superar la discusión fiscal para meterse de lleno en la agenda productiva.
La pelota, en los pies del Presidente
“Le manifestamos al Presidente que queríamos trabajar en conjunto para que a los argentinos les vaya bien”. El pretérito imperfecto elegido por el cordobés a la hora de manifestar las intenciones de apoyo a la gestión nacional sirve como advertencia respecto de las políticas que el libertario buscará impulsar en los próximos días. El compromiso de Llaryora es ese: sostener canales de diálogo y abrir una etapa en la que, en sus palabras, “la grieta tiene que ser parte de la historia y el camino común tiene que ser la construcción conjunta”.
En ese sentido, Córdoba mantendrá en alto sus reclamos históricos y los antepondrá en cualquier negociación que quiera iniciar la administración nacional. En ese sentido, habrá gestos de acompañamiento pero tampoco se quemarán las naves. “Todos los gobernadores estamos tomando medidas de ajuste del gasto político porque todos sabemos en qué situación estamos”, dijo Llaryora en la conferencia junto a Francos, pero no pierde de vista que ese tipo de medidas deberá ser acompañada por un puñado de políticas que den respuesta a las necesidades de la provincia.
Fuente: Letra P