Se descolgó de la estructura del partido y encabezó la lista más votada en Córdoba. Busca renovar la UCR y hacerse fuerte de cara a 2023.
El diputado nacional electo de Juntos por el Cambio, Rodrigo De Loredo, será el presidente del nuevo bloque UCR-Evolución en la Cámara de Diputados tras la ruptura del partido. El cordobés fue la cara visible de la lista que más votos obtuvo en las legislativas cordobesas. Con su perfil intelectual y rupturista, el concejal capitalino se posiciona como una de las figuras de peso en el territorio cordobés y apuesta a renovar el radicalismo local con un ojo puesto en 2023.
Se identifica como parte de la renovación del radicalismo a nivel nacional, reniega de las formas tradicionales y de la repetición de nombres del espacio. A comienzos de este año, se le paró de manos a la estructura del Unión Cívica Radical (UCR) y logró reunir una serie de voluntades para pelear por la conducción partidaria. Casi logró dar el batacazo. Tras las elecciones primarias, en medio de los festejos, bromeó al respecto de su filiación partidaria y remarcó que el partido lleva un tiempo “sin ganar nada”. Él quiere revertir esa historia.
“Es un tipo laburante, muy perfeccionista, al que le gusta estudiar mucho y tener todo controlado”. Así lo define uno de los hombres que lo acompañaron en el proceso de construcción que quedó plasmado en el armado de SUMAR, el espacio interno que disputó la conducción de la UCR a comienzos del 2021. Fue una elección muy pareja que se judicializó antes y después, y le dejó un mensaje a la conducción partidaria que, como pudo, intentó integrar a todas las partes para sellar la unidad electoral para las PASO. Eso no pasó.
En 2011, el dirigente radical fue candidato a legislador y se presentó en 2015 a la reelección, pero renunció al poco tiempo para asumir como titular del Arsat -empresa del estado nacional dedicada a brindar servicios de telecomunicaciones- en la gestión de Mauricio Macri.
En 2018, el expresidente decidió remover a funcionarios que tenían algún vínculo familiares con integrantes de su gabinete. De Loredo, casado con la hija del entonces ministro de Defensa, Oscar Aguad, tuvo que dar un paso al costado. “Eso no le cayó muy bien, venía haciendo una buena gestión y lo consideró injusto, aunque lo aceptó”, señalan en su entorno.
El intendente de Jesús María, Luis Picat, admite que De Loredo era “muy personalista”, pero reconoce que cambió esa actitud cuando disputó la interna radical: “Abrió el juego y empezó a ser más generoso. Hoy es un animal de la política”, señala el jefe comunal. “Fue una especie de líder contenido por los intendentes más jóvenes, que reconocimos en él ese perfil que estábamos buscando. Él aprendió a lidiar con las estructuras y a trabajar más allá del radicalismo”, destaca el jefe comunal y uno de los dirigentes que lo acompañó en el proceso de la interna.
“Hoy todo el mundo lo observa con más atención, pero quienes venimos trabajando con él sabemos que ese proceso lo viene construyendo desde su participación en la juventud, en la universidad, y en su militancia dentro de Marea Radical (el nucleamiento interno del que participa). El radicalismo estaba en el piso y surgió De Loredo”, afirma a Letra P.
Abogado desde 2005, De Loredo llegó a la Legislatura de Córdoba en 2011. Desde su banca terminó de perfilar esa identidad que lo asimila a los grandes parlamentarios de la historia de su partido pero que lo diferencia desde sus formas histriónicas y rupturistas. “Un intelectual de la política y un audaz en sus formas de llevarla a cabo”, lo definen en su entrono, al describir un perfil que se ensambló a la perfección con la figura de Juez.
Algunas de sus intervenciones en la Unicameral cordobesa son verdaderos hitos en la historia reciente de las discusiones en el recinto. Una de ellas fue utilizada para la campaña y tiene cientos de miles de reproducciones en YouTube. Sus discursos encendidos dentro del viejo recinto legislativo fueron los que lo ubicaron como un referente dentro del partido que batallaba contra la hegemonía peronista provincial. En el 2014, de hecho, se convirtió en el presidente del bloque de su partido cuando apenas tenía 34 años.
Y así fue rompiendo e irrumpiendo. Otro día llevó una torta al recinto para explicar el reparto de fondos de la empresa provincial de energía. Otra vez se fotografió dentro de una pileta para promocionar su primer libro y también remató su auto para conseguir fondos para una campaña. Se tatuó la frase “No robarás” en uno de sus brazos, se tiró de un paracaídas para promocionar su último producto editorial, se sentó adentro de la Cañada cordobesa para grabar entrevistas, y se mofó de los discursos del oficialismo mientras comía dulce de leche en tik tok. Así rompe, así se diferencia de la modorra de las formas políticas más tradicionales y va abriendo el juego con el que construye más allá de su propio partido.
Emergido como referente del antikirchnerismo en Córdoba, asegura que está ansioso por ir a discutir con Máximo Kirchner y no se proyecta más allá de eso, aunque su nombre se posiciona como uno de los seguros competidores cordobeses para las elecciones de 2023. El domingo, asumió la victoria de su espacio como “un aporte a la renovación de caras, de nombres y de ideas”.
“Rodrigo es el dirigente radical más importante de la provincia”, asegura su jefe de campaña, Marcos Ferrer. “Ese logro también conlleva una gran responsabilidad porque ahora deberá tratar de unir, suavizar las asperezas que puedan existir y construir un proyecto político que le permitan al radicalismo volver a gobernar la provincia”, dice a este medio el intendente de Río Tercero.
Fuente: Letra P