Si bien Llamosas y Natalia De la Sota siguen en carrera, crece la figura de Alejandra Vigo con el apoyo de la “vieja guardia”. Se define la semana próxima.
La campaña de Martín Llaryora para convertirse en el nuevo gobernador peronista de Córdoba, cambiando un ciclo de más de 23 años, está en un estado muy avanzado. Con la fecha del 25 de junio impuesta por Juan Schiaretti, el intendente de Córdoba debió acelerar fuerte y se espera que, en los próximos días, comience la parte gruesa en los medios de comunicación.
No obstante, hay un punto muy importante que Llaryora aún no pudo definir para poder cargarse al hombro los meses venideros: su vicegobernador o vicegobernadora. El ex intendente de San Francisco por ahora está solo en la boleta y meditando a quien entregarle una responsabilidad altamente estratégica, pero no muy colaborativa en lo electoral.
Según informa el sitio Urgente24, la definición del cargo podría tener lugar la próxima semana, cuando una serie de encuestas encargadas por el peronismo terminen por delimitar quién es el mejor posicionado entre los nombres que se barajan. Así, el oficialismo buscaría acelerar la definición rumbo al limite de la presentación de las listas.
En ese orden, aparecen varios nombres. Al menos tres de ellos surgen de la interna peronista y otro, que corre muy de atrás, es foráneo al partido que busca renovar su administración provincial.
En el plano peronista y más lógico de la rosca, la mejor posicionada es la senadora Alejandra Vigo. Esposa y mano derecha de Juan Schiaretti en los últimos años, la dirigente con fuerte pisada en Córdoba Capital vendría a representar a la vieja guardia peronista frente al recambio presentado por Martín Llaryora. Apellidos como los de Fortuna, Busso, Sosa, Massei y hasta Oscar González no ven futuro posible sin el reaseguro que les podría brindar Vigo. Distinta es la situación del ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano, cuya pareja, Alejandra Torres acompaña en el gabinete a Llaryora.
En el plano de los votos, el nombre de Vigo no aporta cuantiosas cantidades. En realidad, la elección de su nombre solo surgiría por una cuestión estratégica, de puja interna y no por índoles electorales.
Vigo: una especie de “tobillera electrónica”
En ese sentido, Martín Llaryora ve a Vigo como un arma de doble filo. Por el lado positivo, reconoce en la senadora una mujer con una capacidad de gestión política muy importante, algo relevante teniendo en cuenta la tarea legislativa que le depararía.
No obstante, Vigo sería un recuerdo permanente de la presencia de Juan Schiaretti a espaldas del eventual nuevo gobernador. Algo que le quitaría a Llaryora la versatilidad que puede llegar a tomar de cara a futuro, desmarcándose de ciertas políticas encarnadas personalmente por el actual gobernador.
Por otro lado, surge el nombre de Juan Manuel Llamosas. Actual intendente de Río Cuarto, el dirigente del sur de Córdoba pretende quedarse con el cargo y aportar una llegada directa al interior profundo de Córdoba a la hora de votar. Pero ello no estaría asegurado, según señalaron asesores de Llaryora.
Llamosas tiene intenciones de seguir un camino similar al que transitó el sanfrancisqueño, habiendo hecho escuela en su propio municipio. Pero eso no será fácil. Viejas conexiones con el kirchnerismo y algunos dirigentes albertistas habrían provocado que Llamosas pierda espacio en la vieja guardia peronista. Cabe recordar que la administración actual no admite ningún tipo de conexión K.
Por último, en el plano PJ figura un nombre que pesa por sí sólo: Natalia de la Sota. La actual diputada carga con un apellido más que significativo para el votante cordobés, aunque sus efectos no se saldrían de la línea de las especulaciones “marketineras”.
La hija del difunto ex gobernador José Manuel de la Sota ya expresó sus intenciones de ser vicegobernadora. De hecho, se planteó como el “factor peronista” dentro de una fórmula con Martín Llaryora.
No obstante, su inicio reciente dentro de la carrera política provocaría que corra por detrás en la consideración. Más aún teniendo en cuenta que, a consideración del candidato a gobernador, la fórmula debería verter pluralidad política según solicitaron los asesores.
En ese plano se da la aparición de un nombre radical: el de Miryan Prunotto. Intendente de una ciudad periférica de Córdoba llamada Estación Juárez Celman, Prunotto es una de las dirigentes de Juntos por el Cambio que rompió líneas y se pasó al trabajo del peronismo.
En ella, Llaryora vería la acompañante ideal para lograr la pluralidad deseada por sí mismo, generando una conjugación nunca antes vista en el peronismo provincial. Y precisamente allí también empezarían a culminar las chances de la radical.
Desde la vieja guardia peronista no ven con buenos ojos que un cargo tan trascendente a la hora de gestionar sea ocupado por una dirigente que se identifica con otra bandera. Si bien entienden que la política se dirige a la extinción partidaria, comprenden que aún no sería el momento de dar un paso tan grande.
Así las cosas, la definición del vicegobernador en Córdoba está abierta. Y es el último ítem que el oficialismo deberá cumplir.
Por otra parte, una fuente cercana al oficialismo cordobés confirmó que la campaña será corta y “barata” debido a la falta de presupuesto para verter en materia electoral. Al respecto, la administración de Hacemos por Córdoba habría acordado con Juntos por el Cambio hacer un tironeo muy cercano a la elección, evitando generar cansancio en una población altamente irritada.