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La ciudad de Córdoba elige intendente y define el nuevo mapa político provincial

La ciudad de Córdoba elige intendente y define el nuevo mapa político provincial

El peronista Passerini y el radical De Loredo monopolizan la pelea. Un triunfo oficialista potenciará al gobernador electo Llaryora. Si gana JxC, tendrá nuevo líder.

Las vacaciones de julio en la provincia de Córdoba culminarán con una noticia que definirá el nuevo mapa político provincial y que tendrá impacto nacional camino a las PASO del 13 de agosto: la consagración de un nuevo intendente para la ciudad capital, segunda en cantidad de habitantes del país. Entre 11 listas disponibles, la contienda está polarizada entre Daniel Passerini y Rodrigo de Loredo, representantes de las dos alianzas de más peso: Hacemos Unidos por Córdoba y Juntos por el Cambio. Si gana el primero, serán cuatro años más de sintonía peronista entre el Panal y el Palacio 6 de julio. Si gana el segundo, será el surgimiento de un nuevo liderazgo opositor para confrontar con una renovada y aún en progreso jefatura cordobesista del gobernador electo Martín Llaryora.

Serán dos listas menos que las que participaran de los comicios de 2019, que terminaron consagrando a Llaryora, reinstalando al peronismo (siempre en alianzas) en el gobierno de la ciudad tras 20 años, luego del fallido experimento de Germán Kammerath, quien tras sólo dos años de gestión rompería lanzas con José Manuel de la Sota.

Llaryora impulsa a Passerini, viceintendente, como continuador de una gestión con mejor valoración ciudadana que las precedentes. La apuesta fue total, al punto que pidió al electorado que no le pusieran “un contrapeso” en la ciudad. Y, como si fuera poco, el candidato oficialista suma la de obrar como polea de la postulación de Juan Schiaretti a presidente. Aunque se trate de contiendas de naturaleza distinta, el cacique cordobesista necesita un espaldarazo en un circuito por el que apostó mucho en el último lustro.

De Loredo aparece como el rival con mayor intención de voto, montado a una UCR que quiere recuperar el control de su territorio sagrado.

En 2019, el jefe del bloque Evolución en la Cámara de Diputados había encabezado una lista enteramente radical, tras el cisma cambiemista a nivel provincial. Los 19 puntos obtenidos lo ubicaron tercero, detrás de Luis Juez, quien tras dos años se convertiría en su socio en inesperada alianza y cuatro inviernos después volvería a ser derrotado por el peronista sanfrancisqueño.

El extitular de ARSAT barajó sus opciones, que incluyeron gobernación, intendencia y hasta vicepresidencia, con dosis complementarias de misterio y especulación, hasta tres meses antes de la contienda. Desde entonces se ajustó a un plan de creciente exposición y escasa participación de otras figuras, aunque se espera que este domingo por la noche reciba las visitas de Patricia Bullrich Horacio Rodríguez Larreta, aspirantes de JxC a la Casa Rosada.

Amarillo

Una certeza se vislumbra ante un escenario polarizado: el viceintendente provendrá del PRO. Javier Pretto, expresidente del partido amarillo en la provincia, es el compañero de Passerini en la fórmula de HUxC. Soher El Sukaria, diputada y autoridad partidaria en la ciudad, secunda a De Loredo.

Sus presencias ratifican la rápida transformación del partido amarillo en un jugador relevante en el tablero provincial. Sin embargo, más allá de la renuncia de Pretto a su cargo, sólo la diputada es reconocida como propia por el PRO orgánico. Como tal, goza del apoyo de todas las figuras nacionales, sin distinción ornitológica: Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta María Eugenia Vidal.

A diferencia de lo ocurrido en la elección provincial, no hubo flirteos con referentes del peronismo cordobés. A diferencia de Juez, De Loredo ha gozado también del aval transversal de la cúpula cambiemista. Incluso en la interna radical, que lo ha enfrentado con Mario Negri Ramón Mestre.

Aún con el aporte amarillo local y la concurrencia de radicales díscolos, y con el antecedente de las provinciales, el oficialismo se ha preparado para un desenlace reñido. Subidos a la campaña de Passerini, con elevados niveles de exposición, Llaryora y Juan Schiaretti han salido a militarlo.

Además de procurar una mejor cosecha en circuitos capitalinos que dieron un gran respaldo a LLaryora un mes atrás, intentarán pescar en la dispersión del tantas veces denostado kirchnerismo, que no presentará lista oficial pero sí representantes de su cepa.

Acuerdos previos podrían arriarles buena parte de los magros 14400 votos que obtuvo la lista referenciada en el Frente de Todos en la puja por la gobernación. Por un lado, ya cuentan con aval explícito de sectores que se habían alejado del redil hace cuatro años. En particular de Olga Riutort, la dirigente que más y mejor conoce la ciudad. También, con la anuencia de la dirigencia que dialoga con el Instituto Patria, un vínculo cada vez menos disimulado e irrigado desde la llegada de Llaryora al poder.

Afuera de la polarización

Sólo dos listas de cuño K porfiaron la decisión, nunca explícita, de no plantar cara al candidato cordobesista. Por un lado Humberto Spacessi, referente pyme y del Partido Solidario, quien ya tuviera un paso por la Municipalidad como secretario de Hábitat, lidera la lista de Córdoba para Todos. Desde allí despliega una propuesta en la que destacan planes municipales de vivienda y recuperación del control del transporte, hoy en manos privadas.

Por otro lado, el economista y profesor universitario Eduardo González Olguín encabeza una nómina que se encolumna en torno al Partido Humanista. Impulsa “un plan de desarrollo económico y social inédito, que permita el sustento económico para familias, empresas y municipio”.

Ambos afrontan la tarea de superar los 21 mil votos, hipotético piso para acceder a un escaño en el Concejo Deliberante. Según dispone la carta orgánica municipal, corresponde al ganador la mitad más uno de las bancas (16 en total), debiendo repartirse las 15 restantes por sistema D’Hondt entre las otras fuerzas. La polarización extrema que se anuncia pone en serio peligro a las fuerzas que queden fuera de ella, lo que podría configurar un escenario casi partido en dos mitades en el próximo ciclo institucional.

Para esos mismos cupos también pulsean listas de variada extracción ideológica. El Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad (FIT-U) procurará retener la banca obtenida en 2019. Laura Vilches, docente y exlegisladora provincial, encabeza una oferta hecha por trabajadores y contra las coaliciones que “comparten un modelo que sólo beneficia a los ricos”.

Similar cometido persigue Juan Pablo Quinteros, quien llegara al Parlamento como referencia de Encuentro Vecinal. Tras una ruptura con los líderes de ese espacio, el también exlegislador provincial se apalanca en el sello Somos Córdoba, inscripto bajo representación del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID). Su propuesta sobre seguridad, el hit de la campaña, destaca por ser la más consistente y asequible.

César Orgaz será esta vez quien defienda los votos del sector que se referencia en Aurelio García Elorrio. Joven abogado, retoma las banderas del combate contra las adicciones como prioridad. Junto a ello, un férreo control de los gastos de una gestión que podrá renovar la licitación de servicios.

También hay expectativas puestas en la primera participación libertaria en la contienda. Verónica Sikora, también joven abogada, es la cara visible de las ideas que Javier Milei ha llevado a niveles de mainstream, con la reestructuración del andamiaje estatal, calificado de ocioso, como estandarte.

Otras tres fuerzas intentarán superar una simple participación testimonial: Miguel Bustos, por un Partido Popular que construyó su eje en torno al cuidado del ambiente; Romina Giménez, por Unión Popular Federal, con la salud pública como columna vertebral; y Jorge Scala, por el Partido Demócrata, que se ubica en el espectro libertario.

Padrón y método

Todas las listas apuestan por atraer adhesiones de las 1.133.300 personas habilitadas para votar con la Boleta Única de Sufragio en las 448 mesas dispuestas a tal fin.

También han coincidido en el saludable deseo de lograr una participación ciudadana superior a la de los últimos comicios municipales, que orilló el 73%. Al menos, rebasar el indicador de las últimas elecciones provinciales: un escuálido 68%.

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