Macri evitó criticar a Llaryora en su última visita a Córdoba. Buscan reflotar el pacto que hizo Schiaretti.
El eje Milei-Juez puede acercar posiciones entre dos dirigentes que hasta ahora mantuvieron una respetuosa distancia: el expresidente Mauricio Macri y el gobernador cordobés, Martín Llaryora. En El Panal, la casa de gobierno cordobesa, tomaron nota que Macri haya sacado de sus críticas furibundas al mandatario provincial en la última escala en la provincia mediterránea que hizo el expresidente. Es más, recordó viejos reclamos por la baja de Ingresos Brutos al exgobernador Juan Schiaretti, pero se excusó, con cuidado, de evaluar la gestión provincial del heredero del cordobesismo.
En contrapartida, Macri debió soportar en la semana que terminó nuevas, duras y públicas críticas del senador Luis Juez. En su estreno como vocero de Milei en la Cámara alta, el cordobés fue el encargado de pegar al PRO con el kirchnerismo a la hora de dar quórum en la sesión que le asestó un duro revés al Gobierno el pasado jueves con la caída de los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema.
“Peligroso camino el que empezó a transitar el expresidente Mauricio Macri”, advirtió el jueves al mediodía Juez desde la pantalla de La Nación+. En la segunda embestida en menos de una semana en contra del líder del PRO; la anterior, el sábado pasado con el periodista deportivo Gabriel Anello, a horas del arribo de Macri a Córdoba.
En ambas ocasiones, la macrista Soher El Sukaría fue la vocera de la defensa amarilla para cruzar a Juez. La todavía funcionaria del Gobierno nacional en la Defensoría del Público agarró el sello en Córdoba tras la intervención porteña y espera por definiciones que deberían salir del despacho de María Servini. Mientras tanto, fustiga y levanta el perfil en la defensa de Macri a la espera de lo que puede ser el armado de las listas en Córdoba.
Sukaría también sabe del enojo de Macri con De Loredo. Cuentan que, en los tiempos de combi, y de un lugar a otro en Córdoba, el expresidente no ocultó su enojo con el diputado radical y el senador. “El Calabrés siente que le tocaron el culo, que lo traicionaron, y que se lo hicieron tipos que todo el mundo le dijo que se lo iban a hacer”, dijo un amarillo a LPO hace unos días.
Silencioso, Llaryora aguardará cómo impacta no sólo este enojo sino también la manera en la que se desencadena la elección porteña. Cada vez más nacionalizada, cerca del gobernador reconocen que Juez pagará un costo por respaldar a aquellos que desafían con arrebatarle la casa matriz del PRO a Macri. Guerra en la que el propio Schiaretti no quiso entrar con su sello Hacemos y que, aún más distante del escenario electoral que Llaryora, espera por cómo se destraban los comicios con fecha de mayo.
Acá hay otra diferencia de calendario entre los popes del PJ cordobés: Schiaretti está atento a los comicios santafesinos del 13 de abril, por su condición de socio del gobernador Maximiliano Pullaro; Llaryora, observa Santa Fe, pero está más atento al 18 de mayo en Caba. Y, precisamente, en esa observación no contempla únicamente la guerra entre el PRO y los libertarios, sino también el desempeño de los desterrados por Karina, como es el caso de Ramiro Marra.
En Córdoba, casi con seguridad, habrá más de una lista libertaria y del armado blue es del que se están encargando algunos operadores del peronismo.
Por lo pronto están atentos a aislar a Juez en el escenario opositor local. Para ello, confían algunos ministros de Llaryora que el rescate a intendentes radicales con fondos que no llegan desde Nación será clave y tener casi el doble de coparticipación que Santa Fe con los municipios, además de sustentar fondos de crisis a los que no llega la caja de Milei serán vitales. Sobre todo, el año próximo, al que apuntan como el contexto inicial para la reelección de Llaryora en 2027.
“Juez y De Loredo hasta ahora lo único que consiguieron para sus intendentes fueron fotos. Con eso no hacen nada”, dijo un integrante de la primera línea del llaryorismo a LPO.
Además, en el PJ confían en que De Loredo no se animará a cerrar una alianza con los libertarios y aseguran tener un compromiso de otras terminales en la UCR para que eso no ocurra. “Si eso pasa, ellos saben que explota todo. Rodrigo no va a tener cómo empujar una alianza con los libertarios”, dicen en el cordobesismo.
Los radicales, por su parte, en asados de fines de semana observan qué hacen con la interna y cómo se preparan para la Convención Nacional de abril. Condimento que, al de las elecciones en Caba y Santa Fe, se le suma al siempre convulsionado microclima de la UCR cordobesa.
Fuente: LPO