El gobernador electo viaja de Nueva York a Roma para la asunción como cardenal del arzobispo Rossi e invitar al pontífice a la provincia. El plan vaticano y la agenda política.
El gobernador electo de Córdoba, Martín Llaryora, está decidido a que su futura gestión esté marcada por hitos que lo hagan trascender en la historia local y esta semana se encargará de tramitar personalmente la concreción de uno de los más ambiciosos. Se propuso que el papa Francisco visite Córdoba y quiere que el Sumo Pontífice se entere de ese deseo escuchándolo de su propia boca.
Con ese objetivo en el horizonte este martes emprenderá un viaje que partirá de Nueva York y lo llevará hasta Roma, donde el sábado participará de la consagración del arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, como cardenal en el Vaticano. También asumirán ese día el cordobés que estuvo a cargo del arzobispado de La Plata, Víctor Manuel “Tucho” Fernández, designado además como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe; y el fraile capuchino Luis Pascual Dri. Un día antes buscará encontrarse con Francisco para invitarlo a visitar la provincia.
Según la información que maneja el sanfrancisqueño, el papa vendrá finalmente al país el año próximo y entiende que Córdoba debería ser uno de los destinos a recorrer por Jorge Bergoglio. “Córdoba le daría un recibimiento inolvidable”, asegura uno de los asesores del intendente que se convertirá en gobernador el próximo 10 de diciembre, contagiado del entusiasmo con el que Llaryora emprenderá su vuelo desde el aeropuerto neoyorquino.
Según pudo averiguar Letra P, no habrá audiencia privada entre Llaryora y Francisco. La intención el gobernador electo es poder intercambiar algunas palabras y, si es posible, inmortalizar el encuentro con alguna foto en la misa que el propio Rossi ofrecerá en la jornada del viernes, en la que está confirmada la presencia del jefe de la iglesia católica. Para ese momento, el vicegobernador Manuel Calvo también estará presente en tierras vaticanas.
La gestión que Llaryora quiere inaugurar con su acercamiento al papa continuará su cauce vía el entonces cardenal Rossi y dependerá casi exclusivamente de la concreción de la primera visita de Francisco a la Argentina, que se viene demorando desde que asumió al frente del Vaticano hace ya más de una década. La situación en el horizonte papal se tensa ante una eventual presidencia de Javier Milei, que lo atacó en reiteradas oportunidades, razón por la cual representantes políticos y religiosos de todo el país vienen impulsando actos de repudio y misas de desagravio. Con el Grupo de Sacerdotes y Diáconos de Córdoba de Mariano Oberlin a la cabeza, este martes será el turno del acto en Córdoba.
Más allá del objetivo de fondo, Llaryora desarrollará en Italia una agenda que se presentará como continuidad de lo que viene haciendo la última semana: proyectar la gestión que asumirá oficialmente el próximo 10 de diciembre.
En Roma lo recibirá un amigo suyo, el senador italiano Mario Borghese. Borghese es cordobés y conoce a Llaryora desde muy joven. De hecho, la relación más estrecha del intendente cordobés fue originalmente con su padre, Rodolfo Borghese. A partir de ese vínculo, los dos cordobeses con importantes aspiraciones políticas de uno y el otro lado del océano Atlántico han mantenido un diálogo fluido que se manifestará en una agenda especial que el propio Borghese armó a pedido de la nueva estrella del cordobesismo.
Hace un par de años, en octubre del 2021, Borghese visitó a Llaryora en su despacho con la intención de profundizar el trabajo entre la municipalidad capitalina y la comunidad italiana en Córdoba. En aquellas fotos en las que todavía se lucían barbijos obligatorios también se había sumado Marcelo Rodio, que luego llevó al representante de Sudamérica ante el Estado Italiano a recorrer las instalaciones de la Empresa Municipal de Transporte para intercambiar miradas sobre sistemas de transporte amigables con el ambiente, una de las políticas que la administración Llaryora quiso imprimir transversalmente a su gestión y que ahora quiere proyectar a nivel provincial.
El sanfrancisqueño será ahora el invitado y quien se reunirá con figuras del ámbito político italiano con el objetivo de establecer diálogos e intercambiar miradas sobre los temas que ya ocuparon parte central de su agenda estadounidense: la seguridad, la salud y la coordinación de iniciativas con participación público-privada.
Cuando termine con esa agenda, Llaryora volverá a Córdoba y se meterá de lleno en los últimos 20 días de campaña nacional que tiene a Juan Schiaretti como principal protagonista en Córdoba. En su entorno dicen que terminará de afinar cuestiones relacionadas con el gabinete y la gestión después del 22-O, “con el panorama más claro”. Mientras tanto, el gobernador electo proyecta su gestión desde lo técnico y también desde lo simbólico. Está decidido a continuar el camino emprendido por José Manuel de la Sota y continuado por Schiaretti, pero marcando su propia huella. Para eso trabaja, según dicen, sin descanso.