El gobernador electo se concentra en su gabinete y se mueve como el nuevo jefe del cordobesismo. Exigió la baja de las retenciones y el pago de la deuda previsional.
Martín Llaryora espera tener una relación institucional madura con Javier Milei. Al día siguiente de la victoria del libertario, el cordobés se refugió en la política doméstica y, en un raid de reuniones dedicó el feriado a afinar detalles del proceso de transición que derivará en el primer tramo de su gobierno que comenzará a la par del que encabezará el libertario. No hubo llamados ni comunicaciones entre las futuras gestiones, aunque este martes, en la inauguración de un nuevo centro de participación comunal, el gobernador electo marcó los puntos de su agenda y reiteró su compromiso institucional con el presidente electo.
“Yo espero que muchas de las cosas que se comprometieron en campaña se cumplan como la Caja de Jubilaciones. Todos los que candidato que vinieron a la provincia lo prometieron. ¿Cómo se hace esto? Esto se hace cumpliendo la ley”, exigió Llaryora antes de citas el perjucio mensual en torno de los 10.000 millones de pesos. Ya con traje de gobernador, pidió también por la baja de las retenciones al campo.
La hoja de ruta del sanfrancisqueño proyecta asumir a primera hora del 10 de diciembre. Pensando en un acto institucional centrado en los aspectos formales y un discurso de asunción concreto, se tomará un avión para participar del desembarco de Milei al gobierno nacional y dar comienzo a formal a una relación que estará marcada por las necesidades mutuas, en las que el sucesor de Juan Schiaretti busca sacar provecho.
“No vamos a ceder en ninguna de nuestras convicciones. Garantizaremos la gobernabilidad apoyando medidas racionales y reivindicando lo que siempre pensamos”, repiten en su entorno y enumeran otros adicionales como los subsidios para el transporte y los dineros destinados para la obra pública.
En ese marco, saben que La Libertad Avanza necesitará apoyos en el Congreso, lugar por el que esperan canalizar las discusiones siempre considerando la urgencia de modificar la relación de las provincias con el gobierno central y descartando habilitar reformas en políticas que el cordobesismo reivindica como las que defienden la educación y la salud pública. Marcando una distancia que el propio Schiaretti dejó en claro en la semana previa al ballotage, “los procesos de Memoria, Verdad y Justicia”.
Con esas certezas, en la cabeza de Llaryora la preocupación principal se concentra en el armado del primer tramo de su gobierno que como ya describió Letra P tendrá en Schiaretti como principal escudero nacional.
“Serán un año y medio o dos en el que nuestra principal tarea será demostrarle a los cordobeses que somos capaces de gestionar para mejorarles la vida, después se verá”, lanzan jerarquizado prioridades de cara al futuro.
Como ya se había anticipado en este portal, Llaryora había decidido esperar hasta el momento de la definición nacional para cerrar los nombres que formarán parte de su gobierno. El resultado del domingo acelera los tiempos y también despeja algunas dudas respecto a dirigentes a los que el gobernador electo les tenía reservado un lugar, aunque sabía que su futuro dependía de lo que pudiese proyectarse nacionalmente.
Con Sergio Massa derrotado, es un hecho que el villamariensa Martín Gill formará parte del próximo gobierno provincial. Su nombre estaba anotado en el casillero que dejó vacante su sucesor en Villa María, Eduardo Accastello. Pero el Ministerio de Industria finalmente será ocupado por Pedro Dellarossa, uno de los referentes del PRO que el nuevo líder del cordobesismo le sopló a Juntos por el Cambio.
Con ese puesto ya ocupado, Gill sería el responsable de la novel cartera de Cooperativas, un espacio que le permitirá continuar la construcción territorial que puso al servicio de la elección de Llaryora durante la elección provincial.
Desde el otro bloque dirigencial, quedan referentes que el cordobesismo le peleará a una eventual convocatoria nacional. El llaryorismo no pondrá barreras en esa relación, aunque aclaran que las decisiones serán de índole individual. “Nuestra alianza de gobierno se viene decidiendo al margen de lo que pasa a nivel nacional”, aclaran.
Desde hace tiempo, en los pasillos de la política cordobesa se repite el nombre del actual ministro de Finanzas provincial, Osvaldo Giordano, que ya tiene reservado un lugar en el armado provincial, pero deberá definir su futuro en el momento que una eventual convocatoria libertaria convierta al rumor en realidad.
Daniel Tillard, actual titular del Banco Provincia de Córdoba y amigo personal de Guillermo Francos, es otro de los nombres que suena con fuerza entre los funcionarios que podrían pegar el salto. El listado, avisan, no termina allí.
Con todo, el plan todavía no fija fecha de anuncios. Los nombres se van conociendo con el paso de las semanas y, ahora, apenas tres semanas separan la etapa del armado con el comienzo de la gestión. Mientras que los tiempos se acortan, Llaryora se prepara para gobernador a la par del primer Presidente liberal libertario de la historia de la humanidad.