Lo denominaron “Poff”. Son estudiantes de la especialidad Ciencias Naturales.
Alumnos de sexto año del Ipem 284 Domingo Faustino Sarmiento. de la localidad de Calchín, en el departamento Río Segundo, elaboraron repelentes caseros para prevenir la picadura de mosquitos. Son estudiantes de la orientación Ciencias Naturales. Y si, la escuela donde cursó el conocido futbolista Julián Álvarez.
La escasez ante la fuerte demanda de repelentes que se registró el año pasado, ha instado a la población en general a buscar alternativas para prevenir principalmente el contagio de la enfermedad del dengue.
Fue idea de las profesoras de las asignaturas de Química y Biología aplicar los conocimientos aprendidos en clase en elaborar repelentes caseros y repartirlos en la comunidad educativa.
Lo denominaron “Poff” y la escuela se hizo cargo de la compra de los materiales necesarios.
“Entre química y biología siempre hacemos proyectos integradores. Hicimos shampoo y acondicionador sólido, bálsamos labiales y este año particularmente surge la iniciativa del repelente ante una necesidad concreta porque tuvimos muchos casos de dengue, Muchos de los chicos estuvieron afectados”, dijo Laura Martinengo docente de biología a La Voz. Cuentan que el año pasado , registraron un fuerte impacto de casos de dengue en el pueblo y creían que había que enfatizar en la prevención.
Plantearon la idea, compraron los insumos y explicaron el proyecto de armado a los alumnos. La fórmula que utilizaron contiene Deet (N,N-dietil-meta-toluamida), alcohol, glicerina y citronela. El primer componente altera la percepción del mosquito, la glicerina aporta humectación para que el alcohol no produzca sequedad y la citronela el aroma.
María Teresa Ríos es la profesora de Química y contó que buscaron la fórmula más cercana a los repelentes que se comercializan. Desde su materia examinaron la composición del deet. “Pudieron ver como podían usar una molécula para la vida diaria, aprendieron para qué sirve e hicieron los cálculos para armar el repelente”, dijo y agregó que se entusiasman al ver el impacto que genera en los alumnos llevar a cabo a la práctica este tipo de proyectos.
Desde hace unos años, el IPEM cuenta con un laboratorio. Allí fue donde llevaron a cabo la producción de los repelentes. Investigaron la estructura molecular del Deet, calcularon proporciones, respetando medidas de seguridad y armaron los repelentes. El producto tiene ocho horas de duración.
Por lado de la biología, estudiaron la enfermedad y los chicos trabajaron sobre el impacto del Deet en el ambiente. “El objetivo era aplicar conocimientos en un contexto real. Los chicos estaban muy entusiasmados. No podían creer que estaban haciendo repelentes en el laboratorio. Se sentían científicos”, dijo Martinengo.
“Nunca se van a olvidar de cuando hicieron repelentes en la escuela”, concluyó la docente de Química.
Fuente: La Voz